Las emisiones de CO<sub>2</sub> han alcanzado nuevamente <b>37,4 mil millones de toneladas en 2023</b>, un triste récord que recuerda la urgencia de actuar. Pero para actuar, primero hay que medir. La <b>huella de carbono</b> se impone ahora como la herramienta esencial, y pronto obligatoria, para todas las organizaciones que quieren permanecer creíbles, competitivas... y simplemente sostenibles. Aquí, en lenguaje claro, lo que hay que saber antes de empezar.
Huella de carbono: ¿de qué estamos hablando exactamente?
Inventado a principios de los años 2000 por la ADEME, el balance de carbono consiste en contabilizar el conjunto de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos, directa o indirectamente, por una actividad, un producto o un territorio.
Se distinguen tres ámbitos:
Alcance 1 (emisiones directas, por ejemplo, la caldera de gas),
Alcance 2 (electricidad y calor comprados) y
Alcance 3 (todo lo demás: proveedores, desplazamientos, fin de vida de los productos, etc.). Esta última categoría, a menudo subestimada, puede representar hasta el 90 % de la huella total de una empresa. (Sí, 90 %... es enorme).
Una herramienta clave ante la urgencia climática
A nivel mundial, las emisiones continúan aumentando: +1.1% en 2023 a pesar del auge de las energías renovables. En Francia, la huella promedio se mantiene alrededor de 9 t CO2e por habitante, lejos de la meta de 2 t para 2050.
En otras palabras: mientras no sepamos dónde (y por qué) emitimos, será imposible reducir seriamente nuestra huella.
El balance de carbono sirve entonces para objetivar la discusión: con cifras en mano, ilumina los principales focos de emisión y evita el "greenwashing" por intuición.
Empresas: un marco regulatorio que se endurece
Ya no se trata solo de buena voluntad: la ley cambia. En Francia, toda entidad de más de 500 empleados (250 en Ultramar) ya debe publicar un balance de GES completo cada cuatro años (artículo L.229-25 del Código del Medio Ambiente).
Y Europa avanza: la CSRD (Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa) extiende a 50 000 empresas la obligación de reportar información extra-financiera desde el ejercicio 2024 (informe publicado en 2025). En resumen: si aún no estás afectado, lo estarás muy pronto.
¿Cómo realizar su huella de carbono paso a paso?
1. Definir el perímetro: entidad jurídica, sitios, filiales... (Mejor verlo amplio que tener que reajustarlo más tarde).
2. Recopilar los datos: consumos de energía, compras, carga, viajes, residuos, etc. Spoiler: el Alcance 3 a menudo requiere un (gran) esfuerzo de búsqueda de información.
3. Convertir en CO2e: se aplican factores de emisión oficiales (Base de Huella ADEME, GHG Protocol).
4. Analizar: clasificar los elementos, identificar las ganancias rápidas y los proyectos a largo plazo.
5. Construir un plan de acción: sobriedad energética, compras responsables, eco-diseño, movilidad, etc.
6. Publicar y comunicar, con total transparencia (de lo contrario, cuidado con el efecto boomerang).
Todo esto se puede hacer internamente (si tienes tiempo, los datos y la competencia) o con un socio especializado como Greenly, que automatiza la recopilación, aplica las metodologías correctas y proporciona un tablero de control claro, listo para ser presentado al comité ejecutivo (y al banco, ya que estamos).
¿Cuánto cuesta... y cuánto puede reportar?
¿Una cuestión tabú? No realmente. Un diagnóstico completo varía típicamente entre 3 000 € y 30 000 € según el tamaño y la complejidad. Pero los beneficios, tanto financieros como de reputación, están lejos de ser insignificantes:
Energía: hasta un 20 % de ahorro optimizando el consumo (retorno de inversión en menos de dos años en algunos sitios industriales). Compras: racionalización de proveedores, reducción de transportes exprés, volúmenes negociados. Financiación: acceso facilitado a préstamos verdes (Bpifrance, Crédit Agricole, etc.) y a licitaciones públicas que integran una puntuación de carbono. RRHH: marca empleadora reforzada, retención de talentos "climato-compatibles" (¡importa!).
Añadamos que el gobierno francés multiplica las ayudas para la transición ecológica: crédito fiscal "industria verde", fondos de calor, Préstamo Verde ADEME, subvenciones regionales... Algo que amortiza el coste inicial para las PYMEs.
Elegir al socio adecuado: enfoque en Greenly
Entre las numerosas plataformas del mercado, Greenly se destaca como precursor (y referencia). Su software se conecta a los ERP, contabilidad, facturas de energía, flota de vehículos... y en unos pocos clics te proporciona un diagnóstico conforme al Protocolo GHG. (Sí, es un poco mágico.) Mejor aún: la solución ofrece recomendaciones cuantificadas, sigue la trayectoria y genera el informe CSRD en el formato esperado.
Para los equipos de RSE saturados, representa una apreciable economía de tiempo... y un riesgo menos.
Ir más allá: reducir, compensar, comunicar
Una evaluación de carbono no es un fin en sí mismo: es el punto de partida de una estrategia climática sólida. ¿El siguiente paso lógico?
Reducción: priorizar los elementos más emisores (a menudo: compras de materias primas, transporte de entrada/salida, uso del producto). Sustitución: cambiar a energías renovables, materiales reciclados, eco-diseño. Compensación: financiar proyectos certificados (reforestación, metanización, energías limpias) para neutralizar lo residual, solo después de haber reducido al máximo. Comunicación responsable: compartir los avances sin exagerar (el greenwashing se paga rápido).
La experiencia demuestra que una PYME que sigue este trío "medir, reducir, compensar" puede reducir su huella en un 30 % en tres años, al mismo tiempo que realiza ahorros significativos de energía. Prueba de que ecología y competitividad ya no son enemigos acérrimos.
Nota Bene
Alcance 1, 2, 3: estos términos provienen del GHG Protocol, la norma internacional de contabilidad de carbono. Scope se traduce por "alcance". Recuerde: Alcance 1 = directo, Alcance 2 = energía, Alcance 3 = cadena de valor.
CSRD vs. NFRD: la CSRD reemplaza a la NFRD y amplía drásticamente el número de empresas obligadas a publicar datos extrafinancieros, con un estándar único (ESRS) y una garantía limitada obligatoria.
Cadena de valor: así se llama a todo el ecosistema que rodea a la empresa, desde las materias primas en los proveedores hasta el tratamiento de los productos al final de su vida útil en los clientes, es decir, la parte de arriba y abajo de su actividad donde se esconden la mayoría de las emisiones del Alcance 3.
Conclusión: medir para transformar(se) mejor
La huella de carbono ya no es un "extra". Es el nuevo pasaporte para hacer, y demostrar, su parte en la lucha contra el cambio climático.
En 2025, sus clientes, inversores y empleados lo exigirán de todos modos.
¿Mejor adelantarse, no?
Después de todo, es mejor contar sus emisiones... que sus arrepentimientos.